Procedimiento a seguir en relación a la concesión del Oficio de SERVIDOR DE LA PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA.
Después de tantos años transcurridos desde el Concilio Vaticano II, el Servicio de la Proclamación de la Palabra de Dios todavía ha sido poco valorado y, en la mayoría de los casos, dejado a la buena voluntad de algunos fieles disponibles, con resultados muy variados. El procedimiento a seguir para formar parte del Grupo de ‘Servidores de la Proclamación de la Palabra de Dios’en una Comunidad Parroquial concreta de la Diócesis de Jaén constará de los siguientes pasos:
REQUISITOS PREVIOS sobre los Candidatos:
Discernimiento
En primer lugar, si se quiere tomar este servicio con la mayor seriedad y competencia, el párroco ha de iniciarun discernimiento previo sobre la necesidad que tiene en su comunidad de contar con un Grupo de laicos preparado que sirvan la mesa de la Palabra.
Desde un primer momento, ha de tenerse en cuenta que no son los laicos los que solicitan directamente este servicio, sino que serán invitados por el párroco a discernir sobre su vocación para ejercerlo o no, ya que la iniciativa ha de partir siempre de la Iglesia.
Elección
No todos los laicos de nuestras comunidades ni pueden ni deben ejercer este ministerio, y mucho menos de una forma estable, porque además de “una serie de cualidades espirituales centradas en el conocimiento y el amor a la Sagrada Escritura” (Directorio, El ministerio del Lector, 11), tienen que reunir también “unas dotes humanas concernientes al arte de la comunicación” (ibíd.).
No todo el mundo tiene esas cualidades para poder leer en público, y seguro que el Señor le habrá dado otros muchos dones o carismas. “No se trata de excluir a nadie de este ministerio, sino de confiarlo, con seriedad y preparación, a quienes ofrecen garantías suficientes” (ibíd.).
Eso es diferente a que, en un momento ocasional, otras personas puedan ejercer, en algunas celebraciones litúrgicas especiales (bodas, etc.), este oficio. Entonces debemos prepararlas ‘ad casum’.
El Servidor de la Proclamación de la Palabra de Dios tiene que ser una persona que ama y conoce la Palabra de Dios, y ha de notarse en su vida. También ha de conocer el Leccionario y todo lo referente a la Liturgia de la Palabra y los componentes de la misma celebración. Debe prepararse para dar voz a la Palabra de Dios, para que este alimento llegue a toda la asamblea, repercuta en su vida, para que no se interrumpa el diálogo entre Dios y su Pueblo.
Por tanto, los candidatos serán elegidos por el párroco, conforme a una ‘verdadera necesidad’, por sus dotes humanas y espirituales, no careciendo de ningún impedimento canónico para ejercerlo. En la elección ha de privar siempre ‘la necesidad’ de la comunidad parroquial. Este servicio no puede ser nunca un reconocimiento, promoción o premio por los méritos de aquellos laicos que trabajan en la comunidad y que van asumiendo responsabilidades, monopolizando erróneamente los diversos servicios. Un criterio general a tener en cuenta, en relación al número de candidatos, podría ser el número de las celebraciones eucarísticas y sacramentales de una comunidad, en las que se distribuirán estos servidores.